Blog por la Restauración de la Sagrada Liturgia y la Doctrina genuina según el orden Solemne ADeum

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Lenta apuesta pero con suma eficacia y mucha prudencia por parte de los expertos Cardenalicios

lunes, 22 de febrero de 2010

Aclaración de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei: Liturgia Tradicional de las Órdenes Religiosas.



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Recientemente publicábamos, en esta Buhardilla, una importante clarificación de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. En estos días, se ha hecho pública una nueva respuesta de Ecclesia Dei a una consulta que se le dirigió sobre una cuestión no contemplada por el Motu Proprio Summorum Pontificum del Papa Benedicto XVI.

En esta ocasión, se consultó sobre la posibilidad de utilizar también, con las mismas modalidades contenidas en el Motu Proprio para el Misal Romano de Juan XXIII (1962), los Misales o Rituales de las órdenes religiosas que, antes del Concilio, tenían en uso una tradición litúrgica propia.
Es decir, los libros litúrgicos propios que estaban vigentes en algunas Órdenes religiosas en el año 1962.

La interesante respuesta dada por Monseñor Guido Pozzo, secretario de la Comisión Ecclesia Dei, en primer lugar recuerda que “todos los sacerdotes pueden hacer uso de los libros litúrgicos vigentes en 1962” pero “la cuestión referente al uso de los libros litúrgicos que estaban en uso en las diversas órdenes religiosas en 1962 concierne a los superiores de esas órdenes”.


Por lo tanto, se reitera una vez más que todo sacerdote, tanto del clero secular como del regular, puede usar el Misal Romano promulgado por Juan XXIII en 1962.

Y se añade que es posible retomar el uso de los libros litúrgicos propios de algunas órdenes religiosas (vigentes en 1962) siempre que se cuente con la autorización de los superiores de las órdenes.

El blog Cantuale Antonianum, en un artículo sobre el tema, plantea la cuestión de a qué superiores se refiere la Pontificia Comisión Ecclesia Dei:

“¿Sólo a los Superiores Generales?

No parece, visto que algunos abades ya han sido autorizados por Roma a retomar el rito antiguo de su orden, y los abades corresponden, en las órdenes mendicantes, a los superiores provinciales.

Pero tal vez también casas singulares, si está el permiso del superior local, puedan autorizar el uso de los libros litúrgicos preconciliares.

Falta aún esta última aclaración sobre la base de los diversos niveles de superiorato”.

A su vez, el blog The Barque of Peter, donde la carta de Mons. Pozzo fue publicada originalmente, recuerda que las órdenes que gozaban de rito propio eran: los franciscanos, los dominicos, los carmelitas, los servitas, los norbertinos, los benedictinos, los cartujos y los cistercienses.


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TOMADO DE:

domingo, 21 de febrero de 2010

Papa Benedicto XVI elevó a categoría de Diócesis a Prelatura de Calama‎


Obispo Guillermo Vera Soto manifestó alegría tras el anuncio e invitó a celebrar con una Eucaristía este lunes la buena noticia.


Con profunda satisfacción reaccionó el Obispo de Calama, monseñor Guillermo Vera Soto tras recibir la confirmación desde la Santa Sede que eleva a categoría de Diócesis la actual Prelatura de Calama en la región de Antofagasta.

"Podemos decir entonces que el Santo Padre, el Pastor Universal ha considerado que esta Iglesia en Calama, ha crecido, se ha fortalecido, ha logrado una organización y cuenta con lo necesario para ser considerada una Iglesia madura, y que, puede seguir con la fuerza del Espíritu Santo y el trabajo decidido da cada uno de sus miembros, creciendo para la mayor gloria de Dios y extensión del Reino de Cristo", expresó el Pastor.

Monseñor Guillermo Vera aprovechó la ocasión para enviar un mensaje a los fieles de la Iglesia de Calama manifestando, que este nombramiento debe ser también un reconocimiento a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y familias cristianas que han ayudado a mantener la fe durante siglos en estas tierras.

Asimismo, dijo que esta elevación a categoría de Diócesis debe ser también una gran motivación para todos nosotros, sacerdotes, consagrados y laicos de este tiempo, a ser cada vez más comprometidos, mejores discípulos y fieles misioneros; "que podamos ser de verdad una comunidad de creyentes unidos y que vivamos con alegría nuestro ser católicos, para que así la hermosura de nuestra fe haga que este desierto florezca en la santidad de sus gentes para la mayor gloria de Dios".

Enseguida el Pastor de la Iglesia de Calama agregó que esta designación ha de ser una alegría no sólo para los católicos, sino también, para todos los que viven en esta Provincia de El Loa, tantas veces postergada.

"El Papa, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, ha reconocido la valía de la fe de los católicos que aquí caminan al encuentro del Señor".

El Obispo Guillermo Vera dijo que esta designación ha de ser una alegría no sólo para los católicos, sino también, para todos los que viven en esta Provincia de El Loa, tantas veces postergada.

"El Papa, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, ha reconocido la valía de la fe de los católicos que aquí caminan al encuentro del Señor".Finalmente el Obispo Guillermo Vera Soto agradeció a sus hermanos Obispos del país y al Nuncio Apostólico, Monseñor Giuseppe Pinto, por todo el apoyo brindado para concretar este añorado anhelo de esta Iglesia que peregrina en el desierto.

Para agradecer a Dios por esta noticia, el Obispo invitó a toda la comunidad para que este lunes 22 de febrero a las 20 horas en el Templo Catedral San Juan Bautista se celebre una Eucaristía.

Evolución de la Iglesia de Calama

La inmensidad del desierto o “Despoblado” de Atacama, se le llamó en tiempos de la Colonia a esta tierra, que a la llegada de los españoles albergaba unos tres mil Atacameños o Likan Antai.

Los poblados de Atacama la Grande, hoy San Pedro de Atacama junto a Atacama la Chica, Chiu- Chiu, fueron desde los primeros tiempos de la llegada de los españoles, centro de dos Parroquias o "doctrina de indios".

En 1557 había en San Pedro de Atacama un sacerdote residente don Cristóbal Días de los Santos.
En 1611 Chiu- Chiu era ya una antigua Parroquia, con su iglesia dedicada a San Francisco de Asís, de ella dependían San Juan Bautista de Calama, San Lucas de Caspana, Nuestra Señora de Guadalupe de Ayquina y Santa María Magdalena de Cobija.

En ese tiempo, todo este territorio pertenecía a la jurisdicción eclesiástica del Obispado del Cuzco, que había sido erigido en 1538; luego pasaría a formar parte del Obispado de La Plata (Potosí).
Como consecuencia de la Guerra del Pacífico, todos estos territorios pasaron a formar parte de la República de Chile.

Eclesiásticamente, dependieron del Vicariato Apostólico de Antofagasta, el cual llegó a ser erigido como Diócesis por el Papa Pío XI el 3 de febrero de 1928, siendo su primer Obispo Monseñor Luis Silva Lezaeta.

Transcurrido bastante tiempo, el 21 de julio de 1965, el Papa Paulo VI, para la mejor atención de los católicos que vivían en el denominado Departamento de El Loa, creó la Prelatura de Calama, con territorios desmembrados de las Diócesis de Antofagasta e Iquique.

Se llama Prelatura a: "una determinada porción del Pueblo de Dios, delimitada territorialmente, cuya atención se encomienda, por especiales circunstancias, a un Prelado, que la rige como pastor propio".

Entre 1965 y 1968 fue su Administrador Apostólico Monseñor Francisco de Borja Valenzuela.

El primer Obispo Prelado de Calama fue don Orozimbo Fuenzalida y Fuenzalida quién pastoreó estas tierras entre 1968 y 1970.
Desde entonces y hasta 1982 fue regida por Administradores Apostólicos.
El segundo Obispo de Calama fue Monseñor Juan Bautista Herrada, quien guió esta Prelatura desde 1982 a 1991.
En 1992 es nombrado el tercer Obispo Prelado de Calama Monseñor Cristián Contreras M. permaneciendo en ella hasta el año 2002.

Desde el 31 de mayo del 2003 le ha correspondido a Monseñor Guillermo Vera Soto pastorear la
Iglesia Diocesana de Calama .


Calama, 20/02/2010
TOMADO DE:

jueves, 18 de febrero de 2010

10 Objeciones a la Santa Misa Tradicional, interesante artículo

Tan grande es la confusión y falta de conocimiento sobre la misa tradicional que hemos querido resumir en 10 puntos las objeciones más habituales que se oyen entre la gente. Nuestra esperanza es contribuir a la aclaración de ciertos puntos. Pero si los lectores solicitan otras puntualizaciones, estamos a disposición, lo mismo que abiertos a las correcciones de los doctos en el tema.

1) Fue abolida por el Concilio Vaticano II / el papa Paulo VI.
Primero, la liturgia tradicional del rito romano vigente durante 15 siglos no podría haber sido abolida. Tampoco había caído en desuetudo, porque era el rito más común de la Iglesia latina hasta 1969, dado que los otros están muy vinculados con tradiciones particulares de ciertas regiones. Esto lo acaba de confirmar nuevamente el Papa Benedicto XVI en su Motu Proprio Summorum Pontificum.
Segundo, la Bula Quo Primum Tempore, de San Pío V que canoniza la codificación del rito, la autoriza a perpetuidad. Así pues, en el número XII de sus prescripciones dice: "Así pues, que absolutamente a ninguno de los hombres le sea lícito quebrantar ni ir, por temeraria audacia, contra esta página de Nuestro permiso, estatuto, orden, mandato, precepto, concesión, indulto, declaración, voluntad, decreto y prohibición.
"Más si alguien de atreviere a atacar esto, sabrá que ha incurrido en la indignación de Dios omnipotente y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo."
2) Fue una reforma del Concilio de Trento y del papa Pío V, equivalente al Vaticano II y al papa Paulo VI
En sentido propio no fue una “reforma”, sino el ordenamiento y la codificación de la tradición litúrgica del rito romano. No se impuso por la fuerza y solo se prohibieron los ritos particulares con menos de 200 años de antigüedad que abundaban bajo el nombre de “galicanos”.
El Vaticano II nunca mandó abolir el rito romano. En la práctica posconciliar se “fabricó un rito nuevo” y la iniciativa, tolerada por el Papa Paulo VI, es verdad, de realizar una prohibición “de facto” nació especialmente del celo antitradicional de Mons. Bugnini. Esta iniciativa tan a contrapelo de la tradición litúrgica motivó muchas objeciones, entre las que destaca el trabajo crítico de los Cardenales Bacci y Ottaviani.
Ya desde un principio el propio Papa Paulo VI vio la necesidad de escuchar el reclamo de los fieles católicos que pedían no se proscribiera de hecho la misa tradicional y también de aclarar muchos errores litúrgicos a los que dicha reforma dio pie.

3) Es una liturgia muy europea, poco apta para misionar o para los pueblos del “tercer mundo”. Es una liturgia restringida a la mentalidad occidental latina.
El rito romano es el más amplio, ecléctico y tradicional de todos los que están en uso en la Santa Iglesia Universal. Ha tomado elementos de todas las tradiciones litúrgicas, por lo cual es la más antigua, la más universal y además, la propia de la Sede universal petrina. Conserva formas de la liturgia griega en esta lengua o en latín, el riquísimo aporte de los salmos del Antiguo Testamento, tanto en el misal como en el oficio divino y el ritual sacramental. Inclusive muchos términos hebreos, como aleluya, amén, sabaoth, hosanna, y otros propios del leccionario.
Por otro lado, merced a la intensa labor misionera en América, Asia y Africa, es la más difundida en todo el mundo, donde ha sido aceptada sin resistencia.

4) El latín es incomprensible. Aleja a los fieles de la celebración.
El latín es la lengua madre del castellano, francés, rumano, portugués, catalán, italiano, y tiene una fuerte influencia en el inglés y el alemán. Es una lengua con la que todos estamos familiarizados, y usamos muchas veces su léxico creyendo utilizar términos en inglés (super, index, lexicon, & (et), curricula, comfort, media, etc.).
Los misales para fieles, además de ser extraordinarios instrumentos de devoción, hacen imposible que una persona medianamente instruida tenga dificultad para entender los textos de la ceremonia, o su sentido, puesto que las rúbricas no solo son claras, sino que son estables, no cambian a gusto del celebrante.
Tanto la homilía como las lecturas de la epístola y el evangelio se realizan ritualmente en latín y luego se traducen a la lengua vernácula para los que no quieran usar misal.
Usualmente se edita una hoja volante con el propio de cada domingo (introito, colecta, gradual, epístola, evangelio, ofertorio, comunión, secreta, poscomunión…) en los lugares donde actualmente se celebra la misa tridentina. Con una carilla el fiel puede tener a la mano lo que cambia domingo a domingo (el propio) En cambio las partes fijas (el ordinario) rápidamente se aprenden de memoria, precisamente porque son “fijas”. Niños de primera comunión saben estas partes rezadas y hasta cantadas por haberlas oído rezar o cantar, casi sin ningún esfuerzo.
Finalmente, si aleja a los fieles, hemos de remitirnos a los hechos. Las comunidades de misa tradicional crecen a un ritmo muy superior a la media de las de misa nueva. No por nada el Papa la apoya con tanta insistencia su restauración.
5) En la misa tridentina no se puede “participar”.
Primero hay que tener en claro de qué forma puede participar un seglar en la liturgia, conforme a las normas litúrgicas tradicionales.
Fuera del acolitado de los laicos varones o la participación en la schola cantorum, (coro) los seglares no intervienen en la ceremonia liturgica. Participan de los diálogos litúrgicos con el sacerdote, las oraciones, las procesiones, el canto, la comunión… No parece poco. Queda claro que el sacerdocio que habilita a celebrar, leer o predicar es el ministerial, y por lo tanto quienes no formen parte del clero –y según el grado de las órdenes recibidas- no “protagonizan” la liturgia.
Los fieles no administran la comunión, no la reciben en la mano (la Madre Teresa de Calcuta decía que el mayor mal de estos tiempos era recibir la comunión en la mano…). Van a misa a adorar, pedir perdón, ofrecer espiritualmente la oblación junto con el sacerdote, a recibir sacramentalmente a Nuestro Señor Jesucristo, pedir gracias, sufragar con sus oraciones las almas del purgatorio, pedir por los vivos, conmemorar al papa y al obispo. En definitiva a adorar a Dios, santificarse y rezar por la santificación de los fieles y de los que no lo son.

6) Se descuida la enseñanza y el adoctrinamiento de los fieles quitándole importancia a la "liturgia de la palabra".
La misa no tiene por función adoctrinar a los fieles. Solo una parte de ella se dedica a esto, hoy llamada “liturgia de la palabra” siguiendo la terminología de la nueva teología litúrgica. En el rito tradicional se denomina “misa de los catecúmenos”, es decir, de los que están siendo adoctrinados para recibir el bautismo.
No es posible olvidar la propedéutica litúrgica: primero el sacerdote reza oraciones al pie del altar. Principalmente salmos penitenciales, disponiendo el ánimo a la contrición del alma para poder celebrar los sagrados misterios. Recién cuando se ha hecho este acto penitencial sube el celebrante al altar. La misma disposición deben guardar los fieles. Luego del último acto de contrición (rezo o canto en griego del Kyrie (Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison), tres veces cada frase alternando con los fieles, comienza la parte dirigida principalmente a la instrucción en la doctrina, o parte docente propiamente dicha. Lecturas y homilía. Luego se reza la confesión de Fe, Credo, y da comienzo el ofertorio, o misa propiamente dicha. Esta parte se dirige a nuestra fe, convocándonos a la adoración del misterio.
La Iglesia nos invita a disponernos con humildad a la celebración, luego nos instruye, nos invita a confesar la fe y finalmente a contemplar y adorar el misterio de la eucaristía. Muchísimos gestos y oraciones tienen por función implorar a Dios sea propicio y aceptable, por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo y de sus santos, este ofrecimiento.
De modo que no se descuida la doctrina, sino que se gradúa según la importancia que tiene en el acto sacrificial. Otras actividades extralitúrgicas se dedican especialmente a la doctrina. Sin embargo, no perdamos de vista el carácter intrínsecamente didáctico de la liturgia que resume el antiguo apotegma: la ley de la oración es la ley de la fe. Eso que rezamos nos instruye en la Fe porque es lo que creemos.
7) El sacerdote desprecia a la asamblea, da la espalda a los fieles, realiza toda la ceremonia en el presbiterio.
El sacerdote se “orienta”, es decir, mira al oriente, hacia el monte calvario (como los musulmanes miran a La Meca, centro espiritual de su religión). Normalmente la misa debe celebrarse sobre un altar (no una mesa) “orientado”. Este debe ser preferiblemente de piedra y en caso que no pueda hacerse al menos tener el ara o piedra de altar, lugar sobre la cual se realiza la consagración. Esta piedra está tiene dentro reliquias de santos mártires. Los altares son consagrados, porque simbolizan el cuerpo de Cristo. Por eso se los besa, se los incienza y se lo adorna y reverencia. Cuando el Santísmo está en el sagrario, se hace una genuflexión al pasar frente a él. Pero aún cuando no lo está, se hace una reverencia profunda ante el altar, porque es un lugar sagrado.
En medio del altar está el Sagrario, lugar de reserva de la Sagrada Eucaristía para su adoración y administración a los fieles. Es el sancta sanctorum, que viene de la tradición hebrea, el lugar donde solo tiene acceso el sacerdote. En la liturgia oriental esta reserva es mucho mayor, llegando a cerrar el altar detrás de puertas (iconostasio) que solo se abren durante la consagración.
Por el costado derecho del altar (lado del evangelio) una lámpara votiva que se alimenta de aceite arde en honor a Cristo y señala su presencia. Cuando el sagrario está cerrado y las sagradas formas no están expuestas, debe realizarse una genuflexión simple al pasar frente a él. Cuando está expuesto, ambas rodillas se doblan y se hace una reverencia profunda. Por eso también se persigna el católico al pasar frente a una iglesia, para dar señal de reverencia a Cristo sacramentado.
El altar está como mínimo a tres gradas sobre el nivel de los fieles, simbolizando el Gólgota y a la vez la jerarquía del cuerpo místico cuya Cabeza es Cristo mismo. Al altar sigue el presbiterio, es decir, el lugar de los clérigos o de los consagrados al servicio del altar. Durante la liturgia, salvo el acolitado de los varones laicos, ningún otro seglar tiene función alguna.
De modo que los fieles no son los protagonistas puesto que no se trata de una conferencia, o reunión social, sino de un rito de adoración celebrado por el sacerdote, que es otro Cristo, pontífice entre Dios y los hombres. Pero en la “misa de los catecúmenos” o cuando el rito impone saludar, bendecir, absolver, o dirigirse a los asistentes por medio de una homilía, etc. el sacerdote mira al pueblo fiel. La liturgia es una escuela de cortesía, jamás se dirige el sacerdote a los fieles sin mirarlos.
8) Las mujeres se ven forzadas a usar un velo en señal de sumisión.
El uso del velo en el templo es mandato apostólico de San Pablo a la mujer. El apóstol de las gentes, que ha atestiguado muchas tradiciones litúrgicas, dice en su epístola primera a los Corintios, “Quiero que sepáis que Cristo es la cabeza del varón como el varón es la cabeza de la mujer y Dios lo es de Cristo. … Por lo tanto, debe la mujer traer sobre la cabeza la divisa de la sujeción a la potestad, por respeto a los santos ángeles”. (I Cor, 11, 4 y 10). Esta divisa es un velo, que en la tradición hispana ha dado lugar a la creación de magníficas mantillas, muy apreciadas por su belleza y arte. De hecho la tradición se mantiene en los trajes de bodas de las novias.

9) Solo se puede comulgar de rodillas y en la boca, no de pie ni en la mano.
Recordemos que en el Santísimo Sacramento está realmente presente el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Hay presencia real.
El modo de recibir la comunión es variable según los ritos. El romano tradicional lo ha establecido de rodillas, bajo la especie del pan (ácimo) en forma de delgada lámina para minimizar el riesgo de que las partículas caigan y a fin de que se facilite la manducación.
Por ese mismo motivo el sacerdote que ha consagrado mantiene los dedos índice y pulgar de la mano derecha juntos hasta la purificación posterior a la comunión de los fieles: para evitar que partículas de la forma consagrada caigan. Y por eso se coloca una patena o bandeja bajo el mentón del fiel al comulgar, a fin de recoger las partículas, en cada una de las cuales está entero el sacramento.
La comunión en la mano fue impuesta por la fuerza y luego indultada para Holanda por Paulo VI, donde se comenzó la práctica ilegal. Finalmente, de un modo irregular se impuso en muchos lugares donde no era ni requerida ni practicada. Hoy, curiosamente, en numerosas iglesias “prohiben” comulgar de rodillas y en la boca, cuando ésto es lo que manda y recomienda la Iglesia.
10) No se concelebra, desdeñando un signo de unidad y caridad entre el clero y los gestos de amor fraterno. Celebran misas privadas sin fieles
En el rito tradicional no se concelebra salvo en las ordenaciones presbiteriales o en las consagraciones episcopales. Cuando dos o más sacerdotes concelebran, solo se celebra una misa. La concelebración reduce el número de misas, las que, sean ya privadas o públicas, siempre tienen un valor infinito. ¿Hay mayor caridad que ofrecer el Santo Sacrificio? ¿Para que pide el Señor obreros en su mies, sino principalmente para ofrecer el Santo Sacrificio?
El acólito representa al pueblo fiel. En la misa privada, el diálogo ocurre entre el sacerdote y el pueblo, significado por el acólico. Los fieles siempre están presentes de un modo espiritual.
Hay infinidad de signos rituales de caridad que se observan dentro de la sobriedad del rito. Por ejemplo, el saludo de paz, que viene de la tradición hebrea, se significa con una reverencia en que se juntan la cabezas de los clérigos mientras acercan sus manos a los hombros del saludado. El que comienza la ceremonia es el celebrante (no mero presidente) quien recibe la paz de Cristo mismo, a quien representa y en cuyo nombre la hace descender jerárquicamente a su diácono, subdiácono y clero y fieles.
Por el contrario, los usos del rito moderno nos privan de muchas gracias: las bendiciones que los sacerdotes reiteradamente dirigen al pueblo durante la ceremonia. El “asperges” de las misas solemnes, donde el celebrante asperja con agua bendita a los fieles y al clero. La doble absolución (no sacramental) del sacerdote a los fieles después del sendos actos de contrición. La solemne bendición final. Las oraciones indulgenciadas que siguen a la misa cuando estas son rezadas.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Un articulo un tanto desfazado... pero de un lujo enorme



08:25 16 de noviembre, 2009

La Iglesia en Chile.



Había comenzado en Religión Digital un análisis de la situación del episcopado en diversas naciones pues como católicos que somos entendía que era muy conveniente que conociéramos como está la Iglesia en otros países. Para ello solicité de amigos de confianza informes al respecto. En mi antigua torre se publicó el análisis del episcopado francés que, curiosamente, tuvo eco en la misma Francia, donde fue traducido y reproducido.

Hoy me llega lo que solicité sobre la Iglesia chilena. Os lo transcribo al tiempo que doy las gracias a los queridos amigos que lo elaboraron.

La Iglesia en Chile hoy

La Iglesia de Chile, ayer tan cercana a Roma, es hoy un cuadro heteróclito y variopinto, heredero natural de los tiempos en los que campeó por estas tierras la Teología de la Liberación, con su caravana iconoclasta y desacralizadora, aunque no faltan los indicios de una lenta recuperación, aunque tampoco faltan los obstáculos que muchos ponen a esa misma recuperación.

Hoy, la Iglesia chilena cuenta con 5 archidiócesis, 18 diócesis y 2 vicariatos apostólicos. Entre fines de los 60' y fines de los 80' fue (como prácticamente toda América Hispana) el terreno privilegiado de experimentación para todos aquellos que quisieron venir a instalar sus utopías modernistas (que, por supuesto, no tuvieron mucha acogida en sus lugares de origen), léase: Misioneros de Maricknoll (que llegaron a hacerse cargo de un gran número de parroquias nuevas, surgidas del aumento de la población urbana en casi todo el país), curas obreros europeos que, tras el final de la guerra emigraron, muchos institutos seculares surgidos a la sombra de la "hermenéutica rupturista" del Concilio Vaticano II y, finalmente, un cierto número de "Misioneros Laicos", que, en su condición de tal, contribuyeron fuertemente a izquierdizar la Iglesia de aquellas nuevas parroquias, bajo el alero de la mayoría de las cuales encontraron casa.

Si embargo, y pese al hecho de que las condiciones históricas y la influencia del Arzobispo de Santiago (Cardenal Raúl Silva Henríquez, primado y presidente de la conferencia episcopal por muchos años) abonaron el terreno para el desolador panorama que hemos comenzado a esbozar, no faltaron también las VOCES DE RESISTENCIA que, por episódicas y fundamentalmente desconectadas entre sí (en la mayoría de los casos no pasaron de iniciativas personales de sacerdotes y laicos dispersos en un país extremadamente largo), no consiguieron gran impacto, como no sea la supervivencia de la Iglesia de siempre en algunos espacios específicos y eso pese a las acciones de "acallamiento" que paulatinamente se implementaron. En nuestra diócesis de Santiago (capital de Chile), por ejemplo, tuvo lugar la resistencia más fuerte y organizada, representada por la Asociación T.F.P (Tradición Familia y Propiedad) de imborrable memoria. Se trataba de una asociación de laicos que luchó durante años por hacer ver a las autoridades eclesiásticas y al pueblo fiel el nivel de desastre espiritual y social al que conducía el nuevo actuar de la Iglesia Chilena, dirigieron varias cartas a los nuncios de la época y a la Santa Sede, pero no obtuvieron nunca respuesta satisfactoria, de modo que publicaron (a fines de los 70') un libro emblemático, cuyo título resume la posición que los católicos de siempre teníamos entonces: "La Iglesia del Silencio en Chile". Del mismo modo, pero sin concertación alguna entre ellos, también hubo algunos obispos que se esforzaron por mantener la sana doctrina entre sus fieles, recordamos ahora, entre otros, a Monseñor Emilio Tagle Covarruvias, Arzobispo-obispo de Valparaíso; Monseñor Ramón Munita, Monseñor Bernardo Cazzaro Bertollo, Vicario Apostólico de Aisén; y también algunos sacerdotes, entre los cuales merecen especial mención el inolvidable Rvdo. Padre Osvaldo Lira (que celebró la misa de siempre hasta su muerte en nuestra diócesis) y, más al sur, en Concepción (segunda cuidad de Chile) al Padre Benedicto Guiñez, quien, sorprendido a fines de los 70' oficiando aún en su parroquia (rural) la misa de siempre, fue confinado en la casa del clero y autorizado a continuar celebrándola en un altar lateral de la catedral, siempre y cuando fuera a las 6:00 de la mañana. Dios lo tendrá en su Gloria.

Como consecuencia de todo esto, el porcentaje de fieles lentamente, pero de manera inexorable, ha ido descendiendo en 1874, 98%, 1907, 90%, 1962, 85%; y en estos tiempos 1982, 78%, 2002, 70% y 2009, 67%. Si bien, no todos, la mayoría de nuestros obispos parecen haber entendido su cargo más como una función política que como un encargo pastoral de la Santa Sede, aunque hay que reconocer que a partir de fines de los 70' y comienzos de los 80' las designaciones han sido más cuidadosas, como lo manifiestan el nombramiento de Monseñor Juan Francisco Fresno como Cardenal Arzobispo de nuestra diócesis (Santiago de Chile) y, entre otros, Monseñor Antonio Moreno Casamitllana en Concepción, obispo que merece particular mención por su capacidad para ordenar obispado y universidad después del desastrosamente "liberacionista" obispado que heredó, pero también por su incontestable apego a la recta doctrina y su extraordinaria sapiencia en materias éticas y espirituales. Todavía sus fieles de Concepción lo recuerdan con gran nostalgia y algunos de ellos nos han remitido algunas de sus homilías, que son verdaderas lecciones de exégesis bíblica. De los obispos que hoy tenemos, aquí una pequeña descripción o comentarios de ellos, aunque reducidos a las diócesis de la que tenemos información:

Diócesis de La Serena, su obispo es Monseñor Manuel Donoso Donoso, tiene 73 años y es sacerdote de la (perniciosa, al menos por estos lados) Congregación de los Sagrados Corazones. Un obispo no muy sobresaliente en el "Sindicato de la Conferencia Episcopal chilena" y de posiciones poco claras, ya que, en alguna ocasión moralmente correcto, en otras no tanto y, en cuanto a la Liturgia se refiere, completamente opuesto a la Misa tradicional, pese a las innumerables peticiones de sus fieles, algunos de los cuales finalmente han terminado asistidos por la Fraternidad de San Pío X o asistiendo a Misa en Santiago. Es uno de los obispos chilenos más abiertamente contrarios al Motu Proprio de Benedicto XVI, Summorum Pontificum.

El obispo de Valparaíso, Monseñor Gonzalo Duarte de García Cortázar, de 68 años, también perteneciente a la Congregación de los Sagrados Corazones, que, ya sea por obra gratuita de la Providencia, o porque heredó una diócesis que Don Emilio Tagle Covarruvias mantuvo en la recta doctrina, o porque fue capellán castrense es uno de los que ha manifestado más independencia o personalidad dentro del “sindicato o conferencia episcopal chilena”. Es sin duda un hombre de clara doctrina y carácter, y uno de los pocos que obedeció desde el principio el Motu Proprio permitiendo la Misa tradicional, con algunas restricciones al principio, pero finalmente sin problema. Ya ha sido mencionado como uno de los principales candidatos para el Arzobispado de Santiago.

En la Archidiócesis de Santiago, su Arzobispo es Su Eminencia. Rvma. Monseñor Francisco Javier Errázuriz Ossa, de 78 años ya (algo pasado para recibir la "chochera canónica" correspondiente), sacerdote de Schoentatt y según se dice hace mucho, algo enfermo de alguna rarísima enfermedad que le ha afectado los últimos años. Un hombre "bonachón" y absolutamente políticamente correcto (valga la aliteración superlativa), muy simpático, pero conocido en esta diócesis como "Su Santísima Nulidad" y esto por una razón numérica muy simple: todos sabemos que sumar más con menos da CERO y eso es lo que Su Eminencia Reverendísima sabe hacer mejor, especialmente en el terreno que separa el discurso de los actos (nos abstendremos por ahora de citar lo que el Doctor Angélico dice acerca de este tipo de contradicciones, pero todos recordamos que aconseja mirar los "actos"), a modo de ejemplo, después de alguna encendida declaración moral que todos aplaudimos, Su Emcia. Rvma. recibe en su residencia particular nada menos que al candidato COMUNISTA a la presidencia de la República, que no sale de ahí penitenciado y católico, sino tan comunista como siempre y además agradecido, o sea, (+1) + (-1) = 0 . De ahí entonces lo de "Su Santísima Nulidad"; pero si esto no bastara, valga un último ejemplo (entre muchos otros): Su Emcia. nunca se ha opuesto a la celebración de la Misa Tradicional y, de hecho, fue el primer obispo de Chile en procurarla y en nuestra diócesis se celebra regularmente en muchos lugares, sin embargo, ha perseguido "a sangre y fuego" a los pobres curas del Instituto del Buen Pastor, (y eso de "Pobres" los que alguna vez hemos ido a misa en su oratorio sabemos lo real que es), lo que no se entiende habiendo sido él mismo quién les dio la licencia para celebrar misa unos meses antes de expulsarlos; ¿Será que el verdadero primado de Chile reside en el "Sindicato" de la Conferencia Episcopal? Una vez más, (+1) + (-1) = 0 . A Sanctissima Nulitate nostra, Liberanos Domine!

Obispado de San Bernardo: su obispo es Monseñor Juan Ignacio González Errázuriz, uno de los obispos más jóvenes de Chile, con 53 años. Tiene a su cargo y “resguardo”, al sur de Santiago, el obispado que heredó del inolvidable Monseñor Orozimbo Fuenzalida, obispo de muy recta doctrina y de incomparable devoción eucarística. Monseñor González, sacerdote numerario del Opus Dei, ha sido uno de los pocos que se ha manifestado directamente en contra del aborto, matrimonios homosexuales y eutanasia en la prensa, no sin la abierta oposición de nada menos que del Presidente de la Conferencia Episcopal (en adelante "el Sindicato", por razones que ya explicaremos). En momentos que en Chile nos aproximamos a las elecciones presidenciales, él ha sido el único obispo que ha tenido a bien orientar a los católicos en ese difícil momento (en el que no hay candidato alguno que defienda los temas morales) y, aunque su pastoral llama a "aceptar el mal menor", es un apoyo que el resto del "Sindicato" nos ha negado hasta ahora. Alguna vez ha sonado como candidato al Arzobispado de Santiago, pero es probable que, por ser fiel a La Santa Madre Iglesia, no cuente con el apoyo del "Sindicato", aunque aun hay esperanza que el Santo Padre logre conocer su heroica lucha. Aunque es del Opus Dei, tiene un carácter muy fuerte como para “lo políticamente correcto” y es por eso que es uno de los pocos obispos de Chile que vale la pena escuchar y seguir.

Diócesis de Rancagua: su obispo es Monseñor Alejandro Goic Carmelik, de 69 años. Se le puede considerar el "Primado de facto" de la Iglesia chilena, ya que su ostensible influencia trasciende con mucho los límites de su cargo de Presidente de la Conferencia Episcopal. Ordenado obispo muy joven (contaba con 39 años), una buena persona, muy carismático e inteligente, comenzó a ser conocido cuando se convirtió en obispo auxiliar de Concepción, en donde a poco andar se se reveló el verdadero "poder detrás del arzobispo" y, según nos cuentan los fieles de por allá, era muy acogedor y prácticamente omnipresente. De claras tendencias izquierdizantes, hoy se le puede considerar como el símbolo del progresismo no sólo dentro de la Iglesia sino de Chile y seguramente aspirando al de América. Elocuentemente silencioso o tímidamente expresivo en temas morales, prácticamente todas sus declaraciones son políticas y, recién hace unos meses, al oponer el concepto de "Sueldo ético" al de "Sueldo mínimo", alcanzó una de las notoriedades que ya en otras ocasiones ha alcanzado en el espectro político chileno; algo muy loable si no fuera porque es obispo católico y no político (al menos formalmente). Quizás un error vocacional.

El pequeño Obispado de Linares tiene como Pastor a Monseñor Tomislav Koljatic, joven, amable y muy querido de los jóvenes sin necesidad de armar fiestas electrónicas o festivales étnicos urbanos, en el hay esperanzas que sea uno de los buenos defensores del derecho a la vida y parece que comienza a despertar temores de los dinosaurios que lo creían uno de los suyos.

Monseñor Carlos Pellegrín dirige el obispado de Chillán con enérgica mano y uno de los pocos interesados en seguir su labor de Pastor y no de político o de showman. Su obispado no es fácil: muy pocas vocaciones y malos sacerdotes con los que está obligado a lidiar día a día. Dios le de fuerza para defender la que fue una de las diócesis más decentes y plenas de Chile.

El Arzobispado de Concepción (Diócesis más antigua de Chile) tiene como obispo a Monseñor Ricardo Ezzatti Andrello, de 67 años, italiano de nacimiento, pero avecindado en Chile desde hace mucho, es originalmente sacerdote salesiano. De permanente sonrisa, fue por varios años obispo auxiliar acá (Santiago), en donde se distinguió por sus más que excelentes relaciones con el gobierno socialista, en una de cuyas comisiones (relacionada con la educación) colaboró y mereció por ello grandes elogios de parte de los políticos de ese conglomerado, obtuvo la nacionalidad chilena por decreto presidencial. Desde el año 2006 es arzobispo de Concepción, como sucesor del recordado Monseñor Antonio Moreno Casamitjana. Su acción pastoral podría calificarse de "bipolar" o al menos oscilante: parece rectamente conservador en los temas morales y litúrgicos (aunque originalmente fue uno de los que se opuso al Motu Proprio, pero cedió finalmente), pero muy liberal en los temas sociales, los que parece preferir claramente, aunque sin mucho éxito, lo que le ha ganado el apelativo de "Monseñor Errati" entre los fieles y una parte del clero de esa diócesis.

El Obispado de Los Ángeles, tras el esforzado pastoreo del inolvidable Monseñor Orozimbo Fuenzalida, hoy es sin duda el más conservador de Chile por tradición. Su actual pastor es Monseñor Felipe Bacarreza, quien fuera antes obispo auxiliar de Concepción durante el obispado del también muy recordado Monseñor Antonio Moreno Casamitjana. De Don Felipe es posible resaltar muchísimas cualidades: su sincera piedad, su discreción, su inteligencia, etc. , pero podemos resumirlas en una sola afirmación: es un obispo católico como cabría esperarlo aunque sea en estos tiempos de tanta confusión, mucha suerte tienen los fieles de la diócesis de Santa María de Los Angeles.

El Obispado de Temuco, capital de la Araucanía no puede tener un peor obispo posible, Monseñor Manuel Camilo Vial Risopatrón, de 74 años y perteneciente a la congregación de Padres pallotinos. es el ciego defensor del legado de Silva Henríquez y por lo tanto uno de los últimos dinosaurios vivientes. Todos esperamos su pronto fin a cargo de una zona donde el protestantismo fundamentalista tiene a su haber un 30% de la población. Sin duda la excusa es muy buena: falta de vocaciones.

El obispado de Villarrica es dirigido por Monseñor Francisco Stegmeier Schmidlin, de 47 años, sacerdote diocesano originario de Los Angeles. Recién este año fue nombrado obispo de La Araucanía, diócesis que recibe recién constituida como tal luego de ser Vicariato Apostólico encomendado a los capuchinos. Aunque quienes conocieron a Monseñor como sacerdote no dudan en calificarlo como “un santo”, es evidente que todavía es muy pronto para emitir algún juicio confiable sobre su labor de obispo, la que, al menos hasta aquí ya se revela como extremadamente cuidadosa de su grey y con evidente fidelidad a la recta doctrina y cuidada celebración de la Liturgia, lo que contrasta fuertemente con el pasado de coreografías musicales que acompañaban las misas de los reverendos capuchinos del lugar. Que no quede duda que el nuevo obispo no tendrá problemas en indicarles a las damas que no vayan con bikinis a la misa del domingo al mediodía como se estila en el concurrido balneario de Pucón, muy cerca de Villarrica (auque sean argentinas).

El Vicariato Apostólico de Aysén es dirigido por Monseñor Luis Infanti Della Mora, de 55 años y miembro de la Orden de los Siervos de María. Dicen que no quería ser sacerdote y permanecer como hermano, cosa que habría sido muy buena porque nos habríamos evitado un obispo como él. No es que Monseñor sea mala persona, por el contrario, pero probablemente su gran sensibilidad social y su no demasiada inteligencia conforman un coctail un tanto peligroso, como lo demuestra el hecho de que Monseñor recibió en su diócesis (como invitado de honor) al hereje teólogo de la liberación Leonardo Boff y no sólo lo recibió, sino que aprovechó la ocasión para que tan conspicuo personaje diera su bendición a una carta pastoral que él había preparado (y que lanzó en la ocasión) sobre temas ecológicos; fue el único miembro del Sindicato episcopal que se atrevió a tal cosa (en público, al menos) y sin dar explicación satisfactoria alguna. Todo ello supuso un más que notable escándalo y le valió incluso una reconvención del "Sindicato".

Aquí concluye el informe que habíamos solicitado y que de nuevo agradecemos. Notamos que en Chile hay mucho más interés por el modo extraordinario de celebración de la santa misa que en España y creemos que será muy importante la sustitución, a no tardar mucho, del arzobispo de Santiago, cardenal Errázuriz. No sería bueno que recayera en Goic.
Con Nuevo Presidente en nuestro país... "que vengan los cambios en la Iglesia se ha dicho".
A.M.D.G.
TOMADO DE "La cigüeña de la torre"